Y ME FUI PA´ CATANGA
En la Escuela de Santa Capilla me
atendió una Alemana cuyo nombre preferí olvidar. Me hizo un dictado
melódico:
Escala diatónica de Do mayor y un dictado rítmico: Corcheas y
Negras percutidas con un lápiz sobre el costado de un Piano.
-” ¡Usted no tiene
oído musical! Fue su veredicto inmediato.
-¿No tengo oído musical? ¡Si le repetí
todo igualito! Respondí con asombro.
- “¡Qué pase el siguiente!”. Sentenció
incólume.
-“Profesora, mis amigos dicen que yo tengo oído,
toqué cuatro en una Estudiantina (agrupación conformada
por Guitarras, Mandolinas y Cuatros) del Colegio y además,
soy el Conguero de un grupo de Salsa”
-”Bueno, ¡dígale a sus amigos que le den clases
y váyase a tocar con Héctor Lavoe!”
- ” ¡El próximo!” indicó con mayor
volumen de voz mientras me indicaba la salida.
¿Cómo se hará para estudiar música
formalmente?, ¿por qué esa señora me eliminó?,
¿por qué sacó a relucir a “Jéctor”?.
Consulté a Papá en
casa, mientras la pena me hería muy hondo…
Esta vez con mi Timbal, me incorporé a un grupito “experimental”
que brotó de la nada en 5to año de bachillerato
para amenizar los “actos culturales” del Liceo.
La cantante del espontáneo “vente tú”,
tenía estudios musicales avanzados de Guitarra Clásica
y no se por que, sin participármelo, se le ocurrió
pre-inscribirme, en la “Escuela de Música José
Lorenzo LLamozas”
-”El lunes son las inscripciones.
A lo mejor quedas en la noche porque se agotó el cupo en
la mañana”. Precisó.
- ” ¡Gracias!”.Fue lo único que alcancé
a decir asombrado.
- “Toma. Este libro fue de mi padre, te lo regalo”.Concluyó
- ” ¡Gracias!” volví a pronunciar.”Teoría
y Solfeo”, leí en la portada. ¿Qué
será eso?
El examen de admisión consistió
en entonar la parte del Tenor de la versión Coral del Himno
Nacional de Venezuela. Mi examinadora cantó la línea
melódica. Debí repetirla mientras una Pianista acompañante
interpretaba las cuatro voces en su instrumento.
Recordé y puse en práctica los ejercicios que realizaba
con los Mambos de los discos de “Jéctor”: Diferenciar
las notas de los metales cuando sonaban en “bloque”,
en acordes. Lo que hacia la primera Trompeta, era diferente a
lo que tocaba el resto de los metales. Cabe destacar que Willie
utilizó un recurso interesante en sus primeros arreglos:
El intervalo de Cuarta entre las voces de sus dos trombones para
proyectar amplitud sonora en la Banda, luego, cuando expandió
la sección de metales en la Orquesta de “Jéctor”,
incorporó terceras, sextas, octavas y unísonos para
lograr contraste armónico entre las trompetas y las varas.
-”Venga dentro de una semana
para formalizar su ingreso a la institución”. Me
informaron en Administración.
Me inscribí el día
indicado y el profesor en su primera clase bromeó, nos
conoció y luego asignó una actividad: Percutir con
las manos la rítmica de ochos compases dados a 4/4.
Tuve que pedirle un favor a la compañera del “grupo
experimental” para entender las figuras musicales que había
copiado en el cuaderno pentagramado.
-”Chama explícame esto”
le indiqué al mostrar la tarea.
-“Trae el libro mañana y te aclaro las dudas”.Advirtió.
En media hora y dentro de un cubículo
en “La Parroquia” de la Universidad Central de Venezuela,
recibí las primeras clases Teoría Musical. ¿El
texto de apoyo?: “A. Danhauser”.
A lo lejos sonaba una Salsita de “Jéctor”.
En pocas semanas de clases nocturnas de Teoría y Solfeo,
aprendí que el argumento de los “tiempos fuertes
y tiempos débiles”, no tenía relación
con lo que había hecho en aquel ensayo y que la Salsa se
escribía a Compás Partido. “Sabio de papel,
¡cuida´o que te moja!”
AYER LLORÉ Y HOY ME RÍO
Al pasar por diversas Orquestas
de Baile asimilé el género de la Guaracha, la Cumbia,
el Merengue Dominicano y el Paso Doble, ritmos que equivocadamente,
me parecían elementales y fáciles de interpretar.
Cada categoría posee su “truco” rítmico,
su técnica…esa maña que las máquinas
no han podido emular, ese “no se que” que no aparece
en los libros, ni explican los profesores. De allí surgió
mi idea de presentar este sencillo curso, narrado entre anécdotas,
gustos y experiencias personales, para colaborar con quienes ansiosos
de información utilizan las ventajas comunicacionales de
la Web. Espero haberles agilizado el camino…
En medio de una crisis económica
juvenil vendí mi añejo Timbal para comprarme un
par de zapatos deportivos. De aquella época sólo
conservo la experiencia y las Maracas de papá que hoy exhibo
orgulloso en mí computarizado Home Studio… allí,
en donde mi creatividad académica lleva la batuta, porque
finalmente, completé mis estudios de Composición
(Instituto Universitario De Educación Musical)
-“Si Jéctor comenzó
practicando Saxofón y terminó siendo Cantante, debo
ir bien.
Reflexioné al abandonar el
tercer año de Percusión en el “Conservatorio
de Música de la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela”
e inclinarme por el Contrabajo, instrumento con el cual compenso
las necesidades económicas de mi hogar ejecutando ritmos
latinos en grabaciones comerciales y Orquestas de Baile. El Jazz
lo entendí después y hoy lo disfruto tocando mis
arreglos entre amigos…
En mis clases de Lenguaje Musical
frente a escolares procuro incluir el carácter modal del
Canto Gregoriano, el sonido Temperado de Bach, la perfección
de Mozart, la fuerza Beethoven, la instrumentación de Ravel
y Debussy, el cromatismo de Wagner, el concepto Serial y dodecafónico
de Shomberg, el Nacionalismo de Bartók, las disonancias
de Stravinsky, los multi acordes del Jazz, la exquisita polirrítmia
del folklore Venezolano y el imprescindible “alma para hacer
buena música” de mis dilectos Profesores:
De Contrapunto, Armonía, Fuga, Pequeñas Formas y
Orquestación: Francisco Rodrigo y del sabor del barrio,
de la esquina, del Swing, de la música buena: Jéctor…
¡Aun se eriza mi piel al escuchar su agudo FA sostenido
nasal...! siempre tocaremos juntos… ¡como me recomendó
la Germana...!
El año que Papá subió
al cielo, y nació mí primogénita, el mundo
leyó sobre mármol gris: “Aquí, en tierra
Poncena, como fue su voluntad, descansan los restos del Cantante
de los Cantantes: Héctor Juan Pérez Martínez.
Héctor Lavoe 1946-1993” .Fue un 29 de junio, día
de San Pedro, mí Santo devoto.
Autor : Daniel
Moreno
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